martes, 27 de septiembre de 2011

Noticias


En el 2010, el 55% de las víctimas de violencia doméstica fueron menores

14/03/11 
Así lo indican las estadísticas del Ministerio de Justicia. Uno de cada cuatro tiene menos de 5 años.
Dibujó un superhéroe fornido y de capa. Mirando su dibujo dijo: "A ver si ahora lo golpea". El chico del dibujo tiene 5 años y el golpeador al que se refiere es su padrastro. El nene tiene la ilusión de convertirse en superhéroe para defender a su hermanito de dos años, quien también es víctima de los golpes de ese hombre al igual que su madre.
Esta historia es una de las que más recuerda Nancy Peñaloza, una psicóloga que trabajó en el programa de Lucha contra la Violencia de Género en la Red de Mujeres de la Matanza, que brinda contención a mujeres y niños.
Ese chico es la cara visible de miles de historias anónimas que habitan en cifras alarmantes: según datos del programa Las Víctimas contra Las Violencias del Ministerio de Justicia de la Nación, en el 2010 el 55% de las víctimas fueron menores; y en el mes de enero de este año el 25,88% tenían entre 0 y 5 años.
El agresor es, en su mayoría, el hombre: en enero de 2011, el 13% de las agresoras eran mujeres y el 87%, hombres, según Víctimas. Estas cifras se han mantenido estables durante los cinco años que lleva funcionando este programa.
De todos modos, el doctor José Rubén Anderman, pediatra y ex miembro del Comité de Maltrato Infantil del Hospital Gutiérrez recuerda que este tipo de conducta no es privativa de uno de los padres: "Cuando hay maltrato como parte de la estructura familiar siempre es de a dos. Hay uno activo y otro pasivo que permite que eso suceda".
En este sentido, Peñaloza destaca que el silencio cómplice es un claro signo de violencia hacia ese niño que incorpora la idea de que nadie lo puede defender. "A veces, incluso algunas mujeres les generan culpa a los chicos cuando les dicen cosas como ´si no hacés tal cosa después tu papá me va a pegar´".
Cuando se trata de mujeres víctimas el grupo más afectados es el que va ente los 19 y 29 años, que representa el 19,8%, seguido por el de 0 a 5 años que constituye un 18,1% del total. En el caso de los hombres, las diferencias son más significativas: el 43% de las víctimas tiene entre los 0 y 5 años. Le siguen los de 6 a 10, que representan un 28,6% del total.
Desde moretones pasando por quemaduras y hasta traumatismos de cráneo son los casos que los médicos suelen enfrentar en las guardias pediátricas. El doctor Anderman cuenta que en el último relevamiento que hicieron en el hospital de niños, el 50% de los chicos que atendían sufría de algún tipo de lesión ósea y de ellos, un 20% eran menores de dos años.
"Tenemos muchos casos de fractura en bebés de entre dos y seis meses. La explicación es que están en mayor indefensión y que no pueden contar –dice Anderman-. Muchas veces el llanto del chico desencadena la violencia en el adulto porque éste lo vive como una amenaza".
Peñaloza sostiene que los niños que han sido maltratados pueden, a través de juego o el dibujo, contar lo que les pasa pero no siempre logran verbalizar el conflicto. Puede ser por miedo o simplemente porque han aceptado la violencia como parte de su vida cotidiana.
"Me agarra del cuello y mis patitas quedan colgando". Ese fue un testimonio que afloró en una de los charlas entre Peñaloza y el nene que soñaba con ser un superhéroe para salvar a su hermanito. Ese mismo chico tenía pánico de ir al baño porque su padrastro solía encerrarlo en la oscuridad por horas como castigo. La que intervino y denunció el caso fue la abuela pero, insiste la especialista, no siempre hay alguien dispuesto a hablar en el entorno familiar.
Norma Mazzeo, supervisora de la Brigada Móvil del Programa Las Víctimas del Ministerio de Justicia, comparte un caso que considera "paradigmático" de abandono. "Hace unos años una nena de 11 años se comunicó porque tenía una mamá alcohólica que, según contaba ella, le pegaba, no la quería y la dejaba sola". La madre solía salir y la abandonaba en la calle a cualquier hora de la madrugada.
Lo llamativo del caso es que sea el propio menor el que haga la denuncia por maltrato, algo infrecuente entre otros motivos porque, como explica Mazzeo, estos chicos "están entrampados en el amor que sienten hacia sus padres" y, de algún modo, niegan lo que les pasa o buscan una justificación.
Violencia invisible
Un domingo de sol en una plaza palermitana. El siguiente diálogo se da entre un padre que ronda los cuarenta y su nene de unos cuatro años junto a un pasamanos en la zona de juegos.
-No puedo, papá.
-Dale, no seas tonto.
-Pero tengo miedo.
-No seas miedoso, vamos.
El nene finalmente toma coraje y se lanza a balancearse de una de las barras de acero a la otra, pero falla y aterriza de cola en la arena. No es una gran caída pero su carita de susto ruega consuelo paterno. Lo que obtiene es un "bueno, pero qué bobo, te caíste".
"El maltrato verbal, como en el caso del menosprecio, es de lo más habitual. Está el chico que dice ´soy un tonto´ porque el papá le dice siempre que es tonto, entonces se lo termina creyendo", explica Marisa Graham, directora nacional de Promoción y Protección Integral de la Secretaria Nacional de Niñez.
Todos hemos oído más de una vez que se les dice a los chicos frases como "no entendés nada", "siempre hacés todo mal", o "¿hasta cuándo vas a seguir así?". Este tipo de violencia invisible que parece esfumarse en el aire –total a las palabras se las lleva el viento- también deja marcas y pueden ser tan nocivo como el maltrato físico.
"La violencia psicológica deja huella en el cuerpo, si se considera que el cuerpo es más que lo físico. Cuando hay violencia psicológica aparecen indicadores. Uno de ellos es la falta de atención y el bajo rendimiento escolar. Otros chicos hacen síntomas. Hay chiquitos que cuando presencian violencia entre los padres tienen fiebre o erupción", detalla Graham.
El maltrato psicológico también tiene que ver con las exigencias a la que a veces son sometidos los chicos por sus padres como, por ejemplo, cuando se los obliga a hacer múltiples actividades que no responden a sus intereses, condiciones o deseos. "Se maltrata al chico cuando no se entiende cuales son sus necesidades", reflexiona Anderman.
Uno de los derechos de los niños que menos se respeta es el de la libertad de expresión que está contemplado en el artículo 13 de la Convención de sobre los Derechos de los niños. Más de una vez se los suele callar con un "vos qué sabés si sos chico".
Por otra parte, no es lo mismo un insulto o una descalificación de alguien ajeno a la vida del niño que cuando proviene de uno de sus padres. "La palabra de un padre para un niño tiene mucho poder", concluye Peñaloza. A su vez, la psicóloga explica que muchas veces es más profundo el daño que se le hace a un bebé cuando se lo desatiende o ignora. "Es un error creer que un bebé no entiende, por el contrario es un momento crucial en la formación del niño", dice Peñaloza.

16/11/08

Diario Clarin 

Las marcas invisibles del maltrato
Los especialistas sostienen que la agresión verbal está en claro aumento. Según la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el 90% de los casos de maltrato familiar son psicológicos
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Una de las imágenes de la campaña televisiva El verdadero alcance de las palabras, impulsada por un grupo de ONG y el Consejo Publicitario. 
"¿Así que no querés comer?", grita una madre mientras le tira la comida en la cara a su bebe, que rompe en llanto.

No parecés hijo mío o No servís para nada son frases que retumban a diario en los oídos de miles de niños que creen en todo lo que se les dice y les quedan grabadas para siempre.

Especialistas coinciden en que las formas de maltrato psicológico infantil, dentro del cual se encuentra el verbal, son un mal naturalizado y extendido en nuestra sociedad. Al no dejar marcas visibles, esta forma de maltrato, que afecta profundamente al niño, pasa inadvertida.

De hecho, la violencia psicológica es uno de los principales males que sacuden los hogares argentinos. Los datos de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que sostienen que el 90% de los casos de violencia familiar son psicológicos, confirman esta realidad. Entre 2008-2009 ingresaron 7299 casos de personas afectadas, de las cuales el 23% fueron niños menores de 18 años.

El Barómetro de la Deuda Social de la Infancia (UCA y Fundación Arcor) indica que las formas de disciplinar a los niños entre los 6 y los 12 años es a través de penitencias y retos en voz alta, en un 77,7% y 73,5%, respectivamente. Asimismo, el 10% disciplina a su hijo a través de agresiones verbales.

Lucía, de 5 años, fue separada de su familia por problemas de violencia doméstica y trasladada al Hogar Juanito, de Colegiales. A pesar de eso, la violencia se siguió colando en los encuentros que su madre mantenía con ella en el hogar. "Sos una tonta, una estúpida", le decía su madre a Lucía cuando ella no quería salir del pelotero, en una de sus visitas. "Villera de mierda, ¡me tengo que ir!", repetía la madre. La pequeña, que tiene un retraso madurativo, se resistía a salir del lugar de juegos, hasta que por fin la madre la persuadió y la llevó alzada sin siquiera darle tiempo para ponerse los zapatos.

La violencia verbal, no es la única forma de maltrato emocional o psicológico que pueden sufrir los menores; no respetarlos como personas, insultarlos, quitarles o romperles los juguetes, encerrarlos en sus habitaciones, sobreexigirlos, hacerlos partícipes de las peleas de los adultos, la falta de comprensión, entre otros, son también otras formas de degradarlos y humillarlos.

La Fundación Juanito brinda desde 1995 protección a la adolescencia y niñez en riesgo y en este momento tiene 21 chicos en su hogar. "El maltrato verbal ocurre en todas las casas. Por lo general, los padres no son conscientes de cómo tratan a sus hijos", dice Lorena Naveira, coordinadora del área de Aprendizaje. Y destaca: "No pasa nada si una vez le gritás a tu hijo, el problema es cuando se vuelve algo reiterativo y se convierte en un modo de crianza".

Marisa Herrera, consultora del área de Protección de Derechos de Unicef, cita el Estudio Mundial sobre la Violencia contra los Niños de la Secretaría General de las Naciones Unidas para alertar que "gran parte de la violencia contra los niños permanece oculta por varias razones, y destaca el miedo a denunciar, la aceptación social de la violencia, la idea de disciplina, la falta de ámbitos de atención e intervención acordes con la situación de maltrato que se trate".

LA VOZ DE LOS CHICOS

Las organizaciones sociales Save the Children y ETIS, Equipo de Trabajo e Investigación Social, llevaron adelante el estudio Contra el castigo físico y humillante: voces de los niños y niñas , que está basado en la mirada que tienen los niños sobre la forma de castigo que reciben por parte de los adultos. El 97% de los chicos consultados concuerdan en que insultarlos o decirles malas palabras no sirve para educarlos. Además, la mayoría de ellos admiten que sienten ganas de llorar y bronca cuando una persona grande les grita. Al preguntarles acerca de quiénes son las personas que usualmente castigan a los chicos, el 50% respondió que sus padres, y un 13,5% que son sus maestros o profesores.

"Es necesario recurrir al diálogo y a la conversación. Muchas veces los insultamos creyendo que con eso vamos a modificar su conducta", reflexiona Henry Chiroque Solano, de Save the Children.

Ianina Muñón, coordinadora del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, cree que "aproximarse a la medición de las formas y actitudes con las que los adultos de referencia se vinculan con sus hijos es importante porque las críticas y acciones que reciben los chicos, sobre su persona, influyen en la construcción de la autoestima, compromete la salud psíquica del niño, su desarrollo cognitivo y los procesos de aprendizaje futuros".

La madre de Matías estaba presa y le prometía a su hijo que cuando saliera iban a vivir juntos. Matías soñaba con ese día, en sus cumpleaños pedía plata y la ahorraba con fervor para el momento en el que ella saliera de la institución. Cuando finalmente su madre quedó libre, no cumplió con su promesa. Matías continúo en el hogar Juanito y comenzó un boicot hacia el colegio, los psicólogos y su entorno en general. "El maltrato psicológico puede ser sutil", explica Naveira.

"Llama mucho la atención cómo en la consulta de orientación familiar los miembros de la familia se expresan maltratándose, y ante la observación por parte del profesional se sorprenden, como si no entendieran qué puede tener de malo, de perjudicial, no sólo para el niño o la niña que reciben la descalificación verbal, sino para el sistema familiar", reflexiona Carlos Camean Ariza, director del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral.

Ante la gravedad de este tema y la necesidad de concientizar acerca de que el maltrato verbal es violencia, el Consejo Publicitario Argentino, junto con el Equipo Diocesano de Niñez y Adolescencia (EDNA) del Obispado de San Isidro, Cáritas Argentina y la adhesión de Red Solidaria, está realizando la campaña El verdadero alcance de las palabras , que cuenta con mensajes en televisión, gráficos, en radio y la vía pública. Ogilvy Argentina es la agencia de publicidad a cargo de la creatividad.

Además, cuentan con un sitio Web, www.escuchate.org.ar , donde profundizan en el tema. Esta página, que llama a la reflexión sobre la forma en que les hablamos a los niños, tuvo aproximadamente 11.000 visitas. María Ester Pelizzari, coordinadora de EDNA, dice: "La campaña tuvo muchísima repercusión; hubo mails de todas partes, tanto de particulares como de instituciones. Hubo personas que se acercaron para contar sus historias, para admitir que estaban haciendo lo mismo con sus hijos y nunca se habían dado cuenta".

Pelizzari agrega: "Lo positivo de esta campaña es que podemos ampliar nuestra actividad, ya que los medios masivos de comunicación nos permiten llegar a toda la sociedad y, así, prevenir situaciones traumáticas".

EDNA brinda asistencia y acompañamiento gratuito a los niños y adolescentes que sufren maltrato. El equipo interdisciplinario de dicha institución admite que la demanda es demasiado grande para la capacidad con la que cuenta, que se encuentra limitada muchas veces por lo económico, y que tienen lista de espera para los casos menos urgentes. "No atender en tiempo y forma este tipo de situaciones redunda en agravamientos y complicaciones, con consecuencias indeseables para el chico y para la sociedad en su conjunto", expresa con preocupación Pellizari.

El 22% de los motivos de consulta recibidos en 2009 por EDNA fueron por violencia familiar. Esto incluye los casos de negligencia, abandono y maltrato verbal. Este tipo de consultas no son susceptibles de denuncias o intervenciones de la Justicia, ya que permanecen en el ámbito de lo privado. EDNA provee orientación en el 95 % de los casos, y en el resto brinda atención terapéutica.

"Generalmente, toda persona que maltrata ha sufrido alguna forma de violencia de parte de sus padres o ha sido testigo de violencia", enfatiza María Lourdes Molina, presidenta de Nuestras Manos.

"Si no me paro a reflexionar, no me doy cuenta de que aunque no le haya puesto un dedo encima a mi hijo, él puede estar destruido por lo que yo le digo con mis palabras, humillándolo y denigrándolo", agrega Pelizzari, que considera que no hay estadísticas fieles sobre la verdadera cantidad de este tipo de maltrato, ya que permanecen en el ámbito privado.

El eslogan de la campaña de EDNA invita a cada persona a escucharse a sí misma, para prevenir la violencia hacia los niños que recién comienzan a comprender el verdadero alcance de las palabras.

Por Teodelina Basavilbaso 
De la Fundación Diario LA NACION

Crecen las consultas por chicos con trastornos psicológicos

Se dan mayormente en la primera infancia, hasta los seis años. Según los especialistas, estas dificultades en el desarrollo psíquico y emocional pueden tener origen en el vínculo familiar o bien obedecer a causas neurológicas o ambientales.

El diagnóstico es casi un grito, una "denuncia" que obliga a los adultos a revisar conductas y prioridades: en la Argentina, la enfermedad psíquica en la primera infancia aumenta y se agrava. Según los expertos, se multiplican los casos de bebés y niños de hasta 6 años con dificultades en su desarrollo psíquico y emocional. ¿Las causas? Los especialistas enumeran dificultades en el vínculo temprano con la mamá y hablan de cierta desestructuración familiar, de "padres sin libido para criar" y de chicos creciendo en inédita soledad. También mencionan causas neurológicas, ambientales y factores desconocidos.

"Quienes trabajamos con niños pequeños, ya sea en escuelas o consultorios pediátricos y psicológicos, observamos situaciones más desbordadas de sufrimiento psíquico infantil, y a edades cada vez más tempranas", revela la psicoanalista Gisela Untoiglich, investigadora de la UBA. "Este agravamiento de la patología psíquica en la infancia obedece a varios factores: los padres están cada vez más exigidos -y más deprimidos, por no poder responder a todo- y tienen menos tiempo y disponibilidad para criar y para atender las demandas de sus hijos. Por otro lado, los niños van perdiendo sus referentes estables, son institucionalizados desde muy chicos y crecen con mucho desamparo".

Si bien en la Argentina no hay estadísticas sobre el tema, los expertos advierten un aumento considerable en la prevalencia de diferentes trastornos. Es el caso, por ejemplo, del Trastorno General del Desarrollo (TGD), que se inscribe en el amplio abanico de Trastornos del Espectro Autista. "Hay cada vez más niños con ese diagnóstico y nos preocupa. Que se haya agravado la patología psíquica infantil no implica que todo deba encuadrarse en el TGD. Es riesgoso porque el rótulo es pesado y termina fijando una enfermedad donde podría haber cierta movilidad", dice Untoiglich.

"Cada vez veo más chicos con estos problemas y pienso si antes no los veía porque no buscaba indicadores tempranos o si la frecuencia es mucho mayor. Creo que ambas afirmaciones son ciertas", reflexiona el pediatra José Kremenchuzky, especialista en trastornos del desarrollo de la Sociedad Argentina de Pediatría. "Sin duda, los chicos están teniendo problemas graves en su estructuración psíquica, pero es peligroso abordar todo como 'trastorno' e incluirlo en el espectro autista. Yo prefiero hablar de 'problema', porque esa mirada abre preguntas sobre lo que está obstaculizando el desarrollo y permite encender luces en las sombras. El 'trastorno', en cambio, fija e invita a bajar los brazos cuando hay mucho por hacer", dice.

Lo que ocurre es que con el auge del DSM IV (Manual de los Trastornos Mentales), todas las conductas se tipifican en cuadros a los que se identifica con distintas siglas, una tendencia que, para muchos expertos, esfuma la singularidad de cada caso y condena al niño a etiquetas que anticipan destinos difíciles de torcer. De ahí el debate en torno a los modos (e "ideologías") con que se abordan estos problemas.

Por ejemplo, la pediatra María Magdalena Contreras, del Servicio de Clínicas Interdisciplinarias del Garrahan, aclara que prefiere "no hablar de patología psíquica, porque da la impresión de que se trata de problemas psicológicos, que en general se entienden como emocionales. Nosotros hablamos de trastornos del desarrollo o del neurodesarrollo. Y sí, la impresión es que hay más casos. La tendencia es mundial y obedece a una compleja interacción de factores genéticos, ambientales y desconocidos".

Al bucear en las causas, Kremenchuzky rastrea en los nuevos hábitos familiares. "Los bebés están más solos y si fallan los padres no hay otros que tomen su lugar y les proporcionen elementos claves para su desarrollo. El niño de hoy es un cachorro descuidado, sin padres con libido para ser papás y sin médicos que le dediquen el tiempo necesario. El sostén materno y el apego son el punto de partida para el desarrollo normal".

Al neuropediatra León Benasayag, con 12.500 pacientes fichados en su consultorio, también le preocupa el tema. "Veo más violencia y maltrato y una desconexión tremenda entre padres e hijos. El acelere en que vivimos desvincula mucho y muchos papás no cubren ni el mínimo necesario. Nos llegan chicos con fuertes reacciones de angustia y tristeza", dice.

Para Untoiglich, la búsqueda de soluciones pasa por un replanteo que nos involucra a todos. "Hoy predominan las patologías ligadas al ser, la desesperanza y la imposibilidad de proyectar. Todas estas cuestiones inciden mucho en los vínculos tempranos".

martes, 20 de septiembre de 2011

Abuso sexual de niños


El abuso sexual de niños es la exposición deliberada de niños menores a la actividad sexual. Esto significa que el niño es forzado o persuadido por otra persona al sexo o a las actividades sexuales. Este abuso incluye:
  • Sexo oral
  • Pornografía
  • Tener relaciones sexuales
  • Tocar (acariciar)

Causas

La sociedad era renuente a hacerle frente al abuso sexual infantil hace algunas décadas. En la actualidad, se considera un asunto serio.
Es difícil determinar qué tan común es el abuso sexual de niños, dado que es más secreto que el maltrato físico. Con frecuencia, los niños temen comentarle a alguien el hecho y muchos casos de abuso no se denuncian.
Los abusadores generalmente son hombres que con frecuencia conocen a la persona de la que están abusando. Dado que el abusador viola la confianza de la persona más joven, esto hace que el abuso sexual sea aún más devastador.

martes, 6 de septiembre de 2011

Abuso Infantil.

Introducción:
Los abusos sexuales a menores son actitudes y comportamientos, que realiza un adulto (generalmente varón) para su propia satisfacción sexual, con una niña, niño adolescente, empleando la manipulación emocional, como chantajes, engaños, amenazas, etc.

Clases Sociales

El abuso sexual a lo niños se produce en todas las clases sociales y puede ocurrir en la familia, a manos de un padre/madre, un padrastro, hermano, tío incluso un abuelo; u otro pariente. También se puede producir  fuera de la casa, por ejemplo, por un amigo, un vecino, la persona que lo cuida, un profesor o un desconocido. Cuando el abuso sexual ha ocurrido, el niño puede desarrollar una variedad de sentimientos, pensamientos y comportamientos negativos. El abuso sexual no es un suceso aislado; si no es descubierto, puede ocurrir a lo largo de mucho tiempo, meses o años.

Síntomas frecuentes

Los síntomas más frecuentes del abuso sexual son : a veces, señales físicas como dolor, picazón, heridas o irritación en el área genital o anal y casi siempre en el aspecto psicológico, se dan cambios de conducta, tales como : intranquilidad nocturna, pesadillas, cambios en el ritmo habitual de comer o ir al baño, rechazo a las caricias del sexo opuesto o de una persona en particular, decaimiento, pérdida de autoestima, tristeza, llantos repentinos, retraimiento, mentiras y robos, disminución del rendimiento escolar, conductas sexuales prematuras, agresividad, evidencias sexuales en sus dibujos, juegos o fantasías, lenguaje cargado de alusiones eróticas y en casos extremos, se puede llegar a intentos de suicidio.

Prevención

El abuso se puede prevenir, educando a las familias y especialmente a los niños para que puedan "autoprotegerse". Ósea el dialogo abierto sobre este tema, enseñar a sus niños los nombres de sus partes intimas, decirle que conocidos o desconocidos no deben tocar sus partes entregarles su máxima confianza para que no escondan “SECRETOS”.


Los niños: primeras víctimas de la trata de personas

El mercado de seres humanos está abonado principalmente por la infancia, usada en compra-venta para la filmografía pornográfica, para las estaciones de cosecha, para la adopción ilegal de hijos, para la prostitución en manos de los proxenetas.
Miles de niños son víctimas de un delito de lesa humanidad que los mata, los destruye o los marca de por vida cuando en el más feliz de los finales, se los rescata. Con un merchandising que maneja su costo, con un packaging que los pone más o menos en valor -ser rubio, de piel blanca cotiza más- la infancia reducida a objeto en manos de las redes nacionales e internacionales de trata esfuma a trece chicos por día sólo en el área metropolitana de Buenos Aires.

Argentina, ejemplo de la esclavitud

Aunque el horror se extiende a distintas zonas del país para convertirlos en engranajes oscuros de un negocio que mueve 32 millones de dólares anuales. El turismo sexual infantil aumentó en un 60 por ciento en los últimos años en territorio argentino, con el impulso de las visitas europeas y asiáticas, clientelas sedientas con abultado e indigno manejo de dineros.
"Todos ellos eligen a la Argentina porque arman circuitos turísticos maravillosos, por poco dinero en relación a sus ingresos y con el agregado de tener acceso a chicos sin restricciones", señaló Raquel Holway, de la Asociación Alerta Vida. Llegan a la bella tierra de la impunidad. Una bella tierra donde se desprotege a la infancia hasta la misma muerte. "La Argentina pasó de recibir 1,5 millones de turistas extranjeros en 2003 a 2,5 millones que llegaron el año pasado. Entonces como piso, se puede decir que el turismo sexual aumentó estos años un 60 por ciento", dijo Holway.

La Esclavitud, Un “negocio” internacional

Los niños son robados, reclutados con máxima crueldad, se los transforma en migrantes de país a país -las redes desplegaron su voracidad a principios de este año ante la indefensión catastrófica de la Haití pos terremoto- y se los utiliza en las narices de las autoridades que, lejos de perseguir a la delincuencia organizada, suele distraerse mirando en otra dirección, en el mejor de los casos.
En ciudades determinadas existe una red lateral que vincula a propietarios de coches privados de alquiler (remiseros), hoteleros y tratantes para satisfacer a los pedófilos internacionales. La policía y la justicia suelen ser permeables a las presiones de los que manejan los hilos del comercio de infancias.
No es extraño que el poder institucional se relaje ante una de las alas de la delincuencia internacional que más recauda en los últimos tiempos. La venalidad se logra con tentaciones fuertes y las redes de trata parecen tener los recursos suficientes como para conseguirla.

Las fronteras: lugares “privilegiados”

Las zonas de frontera son clave y las cifras que se manejan producen escalofríos. En las zonas fronterizas de Yacuiba, Desaguadero, Pocitos, Bermejo y Villazón desaparecen y se buscan con desesperación miles de niños. Unos 11.400 durante 2009. Más de 5.000 son separados de sus familias y su medio a través de la frontera de Villazón. No están más, desaparecen, se vuelven un humo azul que penetra las puertas del martirio y tantas veces no regresa.
Son chicos entre un año y seis meses a dos años, que ya no usan pañales. Niñas de 13 a 14, y varones de 15 a 16. Los chicos son explotados y sometidos a esclavitud en trabajos sórdidos que los lastiman y los quiebran. Los más chiquitos son vendidos para adopción ilegal o utilizados en pornografía infantil. Las nenas son prostituidas brutalmente.